Día del Cadete Naval: “compañerismo, respeto y orgullo de pertenencia son los valores fundamentales”

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En el Día del Cadete Naval, presentamos al cadete de tercer año de la Escuela Naval Militar, Nicolás Guerra; tiene 22 años y quiere ser marino. El joven marplatense cuenta las experiencias que vive en su camino de formación como futuro Oficial de la Armada Argentina, y el sueño de una vocación de servicio a la Patria desde el mar, que fue creciendo desde pequeño.

Nicolás Guerra





Como cada 5 de octubre se festeja el Día del Cadete Naval, fecha elegida por el Contraalmirante Manuel José García-Mansilla, Director de la Escuela Naval Militar (ESNM) entre 1900 y 1910, por ser el día del aniversario de la creación de la Escuela que hoy cumple 151º años desde su fundación en 1872, mediante la promulgación de la Ley Nº 568 en la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento.

Nicolás Guerra proviene de familia militar, desde chico vivió esta vida porque su padre Cristian Guerra es Suboficial Principal de la Armada: “Papá siempre estuvo navegando, hizo invernadas en la Antártida y, por curiosidad, fui aprendiendo sobre la vida del marino”, introduce el joven cadete.

“Siempre me llamó la atención observar la inmensidad de un buque y llegar a ser Comandante. Lo anhelo desde que soy chico, y ahora estoy camino a cumplirlo”, asegura Nicolás, convencido que su futuro está en los buques de la Flota de Mar argentina.

Para alcanzar su sueño, con 19 años ingresó a la Escuela Naval Militar y hoy se encuentra cursando el tercer año de una carrera que tiene una duración de cinco años. Los primeros cuatro los cursará como Cadete Naval en la Escuela y el quinto como Guardiamarina en Comisión, realizando el viaje de instrucción a bordo de la fragata ARA “Libertad”.



Su papá Cristian, al igual que toda su familia y afectos, están orgullosos de su carrera. “Me brindan su apoyo y es lo que me hace seguir adelante; me acompañan y son mi sostén”, destaca Nicolás y nombra con cariño a su mamá Elizabeth, y a su hermana menor Mayra, quien aún cursa la secundaria y hace gimnasia artística.

También destaca que tanto sus compañeros de secundaria de la Escuela Técnica Nº 3 “Domingo Faustino Sarmiento” de Mar del Plata como sus amigos de rugby del Club Sporting, son quienes lo alientan y siguen a través de las redes sociales.

 

LA VIDA DEL CADETE EN PRIMERA PERSONA

Nicolás Guerra confiesa que ser cadete “es un cambio rotundo en la vida de uno. Nos vamos incorporando gradualmente al mundo naval”.

“Al principio no conocés a nadie, pero llegás a componer una gran familia con personas que provienen de diferentes provincias. Vienen del norte, del sur, de todos los puntos del país, y con un mismo objetivo. Así se afianza la camaradería y se fomenta el Espíritu de Cuerpo en el ámbito de la Escuela”.

“Nos levantamos temprano, nos aseamos, desayunamos y enseguida asistimos a clases con nivel universitario a partir de las 8 de la mañana. Alrededor de las 13 almorzamos, y a la tarde hacemos las prácticas deportivas básicas hasta las 17, y luego practicamos el deporte que cada uno elige para integrar los distintos equipos representativos que tiene la Escuela Naval”, de esta forma describe la rutina en la Escuela Naval Militar.

El régimen de estudio es interno de lunes a viernes, con los fines de semana libres, lo que le permite viajar a su ciudad natal, excepto en situaciones particulares de embarcos, campañas u otras actividades profesionales. A la exigente actividad académica propia de una universidad, se le agrega la formación militar con prácticas profesionales.

A lo largo de su formación el Cadete Naval va adquiriendo conocimientos sobre los distintos escalafones para ser destinado, en el futuro, como integrante de la Plana Mayor de una unidad de superficie, aeronaval, submarina o de Infantería de Marina. “Cuando uno ingresa, realmente no sabe con todo lo que se va a encontrar y son muchas las experiencias que se suman año a año. La exigencia de la Escuela es muy alta, pero las distintas vivencias hacen que te guste cada vez más”.

“Amo los buques y me encanta navegar. Nuestros embarcos sirven para formarnos como Oficiales y tener la oportunidad de poner en práctica todo lo que vamos aprendiendo en el aula”, asegura Nicolás, quien navega desde su ingreso a la escuela.

“Navegué por mar y río. Me embarqué en tres oportunidades en la fragata ARA ‘Libertad’ realizando viajes cortos de Buenos Aires a Mar del Plata; una de esas navegaciones fue en el marco de Velas Latinoamérica 2021, de Buenos Aires hacia Puerto Madryn y hacia Bahía Blanca a principios de este año. “En río lo hice a bordo del patrullero ARA ‘King’, de Buenos Aires a Entre Ríos”.

“Siempre hay embarcos cortos y largos porque es parte de nuestra formación, incluso en el extranjero. Una vez salimos a Brasil y Uruguay; importantes viajes para un cadete”, enfatiza.



Los cadetes realizan además otras comisiones. Navegan durante los fines de semana por el espejo de agua donde se emplaza la ESNM en la Isla Río Santiago y cruzan el Río de la Plata hacia Colonia del Sacramento y Montevideo, en Uruguay, donde los cadetes de los últimos años les enseñan conocimientos de vela a los más jóvenes. “Es una cuota de responsabilidad tenerlos a cargo y es parte de nuestra formación, ya que los ayudamos en la adaptación. La idea es mejorar al cadete, que aprendamos el trato hacia superiores y subalternos y, lo más importante, que todo funciona porque se hace en equipo”.

“También navegué en lanchas y semirrígidos, fue en el marco de nuestras campañas en el terreno; recuerdo la del Batallón de Infantería de Marina Nº 3 en la Base Naval Zárate. La campaña es un momento donde a uno lo forman en combate y supervivencia, te enseñan lo que es la vida de un Infante de Marina. Ahora, en tercer año, uno puede ir orientando su carrera y decidir su camino en lo que más le gusta o mejor se desempeña”, explica.

Por eso también Nicolás ha volado en aeronaves. “Recuerdo una vez que despegamos desde la Escuela Naval y volamos por la zona de Río Santiago, Ensenada y La Plata en un helicóptero ‘Sea King’. Son experiencias únicas y uno sólo espera volver a repetirlas”.

La destreza física es una de las características del Cadete Naval y Nicolás narra que entre las prácticas deportivas básicas están las actividades náuticas como vela, remo y natación; y una extensa variedad de disciplinas deportivas tradicionales como fútbol, rugby, hockey, básquet, judo, atletismo y gimnasia. Mientras que las prácticas militares incluyen tiro, supervivencia, artes marciales, defensa personal, esgrima e instrucción de combate.

Lo que más le gusta del día a día en la Escuela es justamente el deporte: “La escuela hace mucho énfasis y soy parte del equipo representativo de rugby, que nos permite interactuar y jugar con otros equipos. Nos nutre como Institución y como personas, porque es un modo de acercar las Fuerzas Armadas a la comunidad”.

Pero en realidad Nicolás siempre estuvo vinculado al rubgy. “Aprendí a jugar en el Club Sporting Mar del Plata y además juego para el Centro Naval de Buenos Aires. Todos están muy contentos de que pueda llevar al deporte más allá”.

Justamente en el marco de la semana por el Día del Cadete se lleva a cabo un torneo deportivo interno en la Escuela del que participan todos los jóvenes, de primero a cuarto año: “El Día del Cadete es un día especial para todo el Cuerpo de Cadetes que se espera durante todo el año. Todos competimos, para no solo ver quién es el mejor sino para compartir en sana competencia”.



FUTURO GUARDIAMARINA MARPLATENSE

Hace muy poco tiempo, por el mérito obtenido por su desempeño en las materias académicas, físicas, de conducta y aspecto militar, sumadas otras aptitudes, Nicolás recibió el premio de ser segundo escolta de la bandera estandarte de la Escuela y fue toda su familia a verlo. “La bandera es un paño que representa a la Escuela y es un orgullo llevarla”.

Se siente contento de seguir progresando, y asegura que todo lo que aprende es al servicio de la Patria y de cada argentino: “Defender a la Patria es en lo que primero pienso cuando me levanto por la mañana. Es esta emoción por lo que me alisté en la Armada”, expresa con emoción y agradece las oportunidades que le brinda la Institución, de conocer y crecer como militar y persona.

“Compañerismo, respeto y orgullo de pertenencia son los valores fundamentales del cadete naval”, destaca con orgullo. “Ser cadete de la Escuela Naval Militar y llevar el uniforme es un orgullo gigante para mí. También estoy muy agradecido con mi colegio secundario porque fue el impulsor de lo que soy hoy y de mi formación, del que egresé como técnico electromecánico”.

La Escuela Naval Militar forma e instruye a los jóvenes cadetes de la Armada otorgándoles valores inquebrantables que abrazan la vocación del ser marino y recíprocamente, estos jóvenes cadetes dan vida a la Escuela y gracias a ellos, perdura en el tiempo.