OPINIÓN | 19 de noviembre: en La Plata festejamos votar por la democracia y por la patria

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Frente al ballotage que se acerca, o sea la definición de quién será el Presidente de las y los argentinos en los próximos 4 años, hay varios elementos a tener en cuenta.

En primer lugar, que estamos en una crisis económica directamente vinculada a la deuda externa que contrajo Mauricio Macri y los condicionamientos del acuerdo con el FMI, junto a la pandemia y otros factores.

En ese contexto asumió el ministerio de Economía Sergio Massa y pudo sobrellevar una situación acuciante, gravísima que incluso llegó a plantear si el gobierno podía cumplir su mandato.

Massa consiguió articular un frente interno unido y llegó a acuerdos internacionales importantes no sólo con el Fondo sino con China y otros países que ampliaron la capacidad de negociación y maniobra del gobierno.

Las PASO determinaron el triunfo de Javier Milei y un castigo a las consecuencias económicas y sociales de ese acuerdo con el Fondo, traducido en una inflación imparable y salarios y jubilaciones caídas.

Luego de las PASO, la unidad del peronismo gestada junto a las medidas de mejoras salariales y previsionales que impulsó Massa le permitieron ser el candidato más votado, superar ampliamente a Milei y desplazar a un tercer lugar a Juntos por el Cambio.

Hoy que Mauricio Macri asume públicamente el apoyo a Milei, ese acuerdo entre Milei y Macri, deja bien claro qué representa Milei

Si hubo jóvenes de los barrios, mujeres y hombres de la clase media captados por un discurso contra la política, si creyeron verse reflejados en la furia de Milei como un grito de rebeldía contra lo peor de la política, claramente Macri les está diciendo no muchachas, no muchachos, no es Milei, no votan a Milei, votan a Macri, porque Macri hoy día está detrás y delante de Milei, conduciéndolo e imponiendo sus futuros ministros.

Y por lo tanto no hay ninguna rebeldía, otra vez gobierno de ricos para ricos, cada vez con más hambre y represión para el Pueblo.

La alianza que el partido radical, la UCR, hizo con Macri, pisoteó banderas de Alem, de Yrigoyen y de Alfonsín.

Macri hizo un gobierno neoliberal y conservador eliminó derechos sociales básicos, tomó el Estado para que los gerentes de las empresas más poderosas tuvieran ganancias extraordinarias, por eso aplicó tarifazos y tomó una deuda impagable sin ninguna obra ni mejora para la población.




Hoy su candidato Milei habla de terminar con la educación pública, la salud pública, los subsidios al transporte, las moratorias jubilatorias, quiere cerrar la obra pública, lo que generaría una desocupación tremenda, en definitiva, más y peor de lo mismo.

Cuando comenzó la democracia se rescató la experiencia del movimiento de juventudes políticas, donde la militancia juvenil del radicalismo, del peronismo, del Partido Intransigente y del Partido comunista se unían en las calles para fortalecer esa democracia condicionada por el poder militar.

Luego cuando el modelo económico separó las aguas con el Plan Austral, igualmente el peronismo salió a la calle a apoyar al gobierno radical frente al intento golpista de los carapintadas.

Porque hay algo más fuerte que el interés inmediato de los espacios de poder, del acceso a la gestión del Estado.

Hay principios democráticos que deben estar por encima de las diferencias políticas cuando hablamos de partidos políticos y alianzas nacionales y populares como las que expresaron Yrigoyen, Perón, Alfonsín, Néstor y Cristina Kirchner

Las minorías del odio buscan apoyarse en la bronca justa del que no le alcanza la plata para llegar a fin de mes o padece alguna injusticia; hay una maquinaria enorme de poder, de dinero detrás de estos personajes.

Pero ya se les cayó la careta, no expresan esa rebeldía, son más y peor de lo mismo, sólo representan a los ricos y poderosos.

Por eso, en estas elecciones, en este ballotage del 19 de noviembre, no sólo se elige entre dos candidatos que expresan dos proyectos alternativos, la opción es más profunda entre democracia y autoritarismo, entre Estado y privatización, entre derechos para el Pueblo o ganancias extraordinarias para los más ricos de la sociedad.

Por todo eso Massa hoy representa mucho más que el peronismo, es quien propone la esperanza de un gobierno de unidad nacional que reafirme un pacto democrático basado en la justicia social y la soberanía.

Por supuesto y una vez que se conquiste ese triunfo hay que trabajar cada día para mejorar la vida de todas y todos, exigir y movilizarnos para defender y conquistar derechos, de abajo hacia arriba y con la fuerza de los barrios, para construir ese poder popular que garantice el buen vivir y la justicia social que nos merecemos.

Alberto Ramírez