Emotiva celebración por el último primer día de la agente Graciela Álvarez en la Unida 26

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Este viernes 3/5, dentro de la Unidad 26 se realizó una emotiva despedida a la suboficial mayor Graciela María Teresa Álvarez, quien comenzó a hacer uso de la licencia extraordinaria, previo al retiro efectivo voluntario de la repartición.

Graciela ingresó a la institución en febrero del año 1999. Desde el comienzo de su carrera estuvo en la Unidad 8, para luego pasar en el año 2000 a la Escuela de Cadetes del SPB y culminar su trayectoria desde octubre del 2002 en la Unidad 26 como auxiliar del departamento técnico criminológico que la despidió con mucha emoción.

Para este cierre de etapa tan larga y relevante en su vida, las autoridades con ayuda de los compañeros realizaron un almuerzo para todos los presentes, invitando a los familiares directos de la agente penitenciaria. Además le entregaron un diploma de reconocimiento por su labor intachable a través de tantos años de trabajo. En la actualidad Graciela vive en la ciudad de La Plata, está casada con Claudio, tienen 4 hijos y muchos nietos. La mayoría de ellos residen en el exterior de Argentina.




 

La agente tuvo un evento muy especial y por ello expresó unas palabras por haber pertenecido al SPB:

“Imposible resumir 25 años, lo voy a intentar, sepan que en esta escritura están todos y cada uno de ustedes. Mi retiro llegó en el momento justo, todo estaba preparado para que sucediera, y justamente con este hecho el nido está vacío. Mi retiro significa que entendí que es un tiempo de disfrute, que todo funciona más lento, ya no hay más porqué correr, no hay culpa en quedarme dormida en las mañanas, extrañaré lo que fui en la institución con las personas que me acompañaron. Y también mi retiro significa que crecí jajaja, que coseché amistades y experiencias. Respecto de mi futuro decirles que no quiero perderme nada, como lo hice hasta hoy, seguiré disfrutando de todo, viajaré, descansaré, tendré nuevos proyectos. Sé que esté acá o donde sea llevaré esta institución marcada en mí con gratitud, ya que los recuerdos son innumerables, mi nueva misión es aceptar que pasé a la siguiente vida, donde soy mi propia jefa y mi auxiliar administrativa. Palabras finales no las tengo porque todavía las estoy escribiendo descubriendo el día a día, sean felices, no pierdan el rumbo…hasta siempre”.

 

Este reconocimiento y homenaje tuvo su fin cuando sus pares realizaron un cordón de honor para poder despedirla.