Después de 32 años la justicia designó a los herederos de la casa de Ricardo Barreda

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La sucesión de la familia del femicida lleva 32 años. Heredaron parientes colaterales de una de las víctimas. Un caso marcado por la tragedia y la conmoriencia, sin dudas uno de los que quedará en la memoria colectiva por el horror y la magnitud del crimen.

La sucesión de los bienes de la familia del cuádruple femicida Ricardo Barreda, quien en 1992 asesinó a su esposa, dos hijas y suegra en La Plata; dejó no solo una huella imborrable en la historia criminal del país, sino también un complejo proceso sucesorio que tomó más de tres décadas en resolverse.

En 2024, el Juzgado en lo Civil y Comercial N° 17 de la capital provincial dictó una declaratoria de herederos y luego una ampliación, que puso fin al proceso legal designando a los familiares colaterales de las víctimas como los legítimos herederos de los bienes de la familia.

Esta resolución de la justicia aplicó la teoría de la conmoriencia, que presume que todos los fallecidos lo hicieron al mismo tiempo, descartando derechos hereditarios entre ellos. Para entonces el odontólogo había sido declarado indigno de heredar cualquier bien de su esposa, hijas o suegra, dejando al resto de los familiares la posibilidad de reclamarlos, gracias a un fallo de la justicia en 2014.

Elena Arreche, suegra de Barreda, fue quien sin saberlo le proporcionó la herramienta con la que se perpetuó el cuádruple femicidio: la escopeta española marca Víctor Sarrasqueta. En el plano hereditario, sus bienes pasaron a sus sobrinos, cuyas identidades se mantendrán en reserva.

Gladys Elena Margarita Mac Donald, esposa de Barreda, también dejó su patrimonio a los parientes colaterales de su madre. En este caso, los herederos declarados coincidieron con quienes heredaron los bienes de Arreche.

La simultaneidad de las muertes, confirmada por la teoría de la conmoriencia, significó que ni las hijas de Gladys ni su madre pudieron ser consideradas herederas entre sí. Esto condujo a que los primos hermanos de Mac Donald asumieran los derechos sobre sus bienes.

Por su parte, Adriana y Cecilia Barreda, las hijas del odontólogo, no tenían descendencia al momento de su muerte. Como consecuencia, sus bienes se distribuyeron entre sus tías abuelas, quienes inicialmente figuraban como herederas directas. No obstante, la posterior renuncia tácita de ambas, derivada del incumplimiento del plazo legal de 20 años para realizar el reclamo, cedió la herencia a otros parientes colaterales.

Con esta resolución, el Juzgado en lo Civil y Comercial N°17 de La Plata sella un capítulo más de esta historia, en la que los parientes colaterales de Elena Arreche se convierten en los últimos guardianes del patrimonio.